Artículo escrito por Cody Smith
Mis vacaciones de verano comenzaron hoy. Esta mañana, me levanté bastante tarde y hice mis últimas tareas de historia estadounidense que me restaban.
Envíe unos últimos correos a mis profes agradeciéndoles por un buen año, aunque estábamos ausentes durante los dos meses pasados. Y ahora, embarcamos en un verano— un verano diferente.
En este artículo, quiero explicarles (describiendo mis estudios recientes) que el virus actual no plantea ningún problema por el estudio didáctico de los idiomas. De hecho, en estos meses pasados, yo he mantenido una relación casi más íntima con la lengua castellana.
En marzo cuando la cuarenta comenzó a desarrollarse en nuestra ciudad, yo programé una lección con una tutora guatemalteca en un sitio muy conocido por los políglotas— ITalki. Me pensé que todavía podría practicar la distancia social (de seis pies) que recomiendan las organizaciones de salud.
Después de la primera lección con la mujer guatemalteca, me sentí infinitamente feliz de aprender este idioma— mucho más que antes. Rápidamente, me di cuenta de que deseaba rodearme de este idioma y dedicarme completamente a su gramática, su literatura, y su cultura.
Me recordé que he habido mucho éxito estudiando durante el verano, y como se describe en mi propio blog, The Language Dream, todo comienza con un sueño. El año pasado (cuando comencé este proyecto de escribir), les dije que el verano ha siempre sido un factor muy importante en mis estudios.
Este verano es lo mismo. Ustedes dicen — ay Smith, olvidas— el virus no permite que vayamos a las librerías para comprar los nuevos métodos o que asistamos a nuestro curso.
Al contrario, les digo que el virus es un tiempo quizás más idóneo para el estudio de idiomas. De hecho, si la cuarentena no hubiera pasado, no habría nunca realizado mi sueño de hablar el español con fluidez. Por eso, les digo que este verano, como todos los otros, va a llevar consigo sus propias ventajas para sus estudios.
Aunque las ciudades estadounidenses comienzan a reabrirse poco a poco, todavía pueden disfrutar el tiempo libre. El tiempo libre nos permite que estudiemos lo que no se permitió antes por falta de tiempo. En este verano, me gustaría ponerme en el estudio de las treinta y ocho obras literarias obligatorias para el examen AP de literatura española.
Secundariamente, pueden hacer las lecciones en línea. No había pensado mucho en eso antes, pero de verdad me ayudó mucho hacer las lecciones regulares cada semana. Hablando con mi tutora, me enamoré con todo lo que es español y considero hacer mi especialidad en español cuando asista a la universidad.
Tercamente, puedes pensar en lo que pueden hacer después de la cuarentena. Este tiempo nos permite que pensemos en lo que podríamos hacer después de que todo se reabra. Para mí, es fácil. Me gustaría conectarme un poco más profundamente con la comunidad hispanohablante en mi propia ciudad. Me gustaría aprender a ser intérprete en el hospital para los hispanohablantes o quizás aprender más sobre los programas que se ofrecen en mi universidad local.
Finalmente, hagan lo que desean. Aunque es necesario prepararme para esos exámenes de español el año próximo, estoy siguiendo con mis estudios de japonés. Si alguien podría recomendarme un bueno libro para estudiarlo, sería muy feliz. Este idioma me fascinó cuando me compré un libro sobre ello en diciembre. Estoy considerando leer algo en latín y quizás asistir otra vez al Conventiculum Latinum (que se hará en línea este verano).
Para concluir, comparo este tiempo de cuarentena y enfermedades con algo que vi mirando la serie inglés Downton Abbey. Los personajes en la segunda temporada decían que el mundo no iba a ser lo mismo después de la guerra. Creo que es lo mismo para nosotros durante esta guerra de enfermedad, aunque no afecta en nada nuestro aprendizaje. Nada no puede dejar nuestra educación— ni un virus.